29 junio 2019

Bebés Robots


Esta semana tuvimos una charla introductoria en el colegio de Fabio sobre un programa escolar para estudiantes de secundaria, en el cual tendrán  que superar el reto de cuidar de un bebé robot como proyecto de clase y afrontar la realidad de tener un hijo.

Actualmente, estos simuladores se utilizan en colegios de unos 89 países como parte de  programas de educación sexual. Estos robots  imitan el comportamiento de los bebés, lloran cuando tienen hambre, cuando necesitan que le cambien el pañal o si son agitados bruscamente, y muestran agrado cuando se han satisfecho sus necesidades. En su interior cuentan con un detector que registra y reporta cada actividad. Los chicos  llevarán un brazalete electrónico, no removible, que les permitirá comunicarse con el bebé, y  registrará todas las acciones empleadas.

Además de tratar de crear conciencia en los adolescentes sobre la responsabilidad y los riesgos que contempla el ser padres y madres a temprana edad,  también deberán realizar un presupuesto sobre los gastos que se puedan tener en una familia durante un año con un bebé.

Con este proyecto se pretende que los jóvenes tengan una perspectiva más real a la hora de tomar una decisión hacia el proyecto de vida de ellos. Además considero que los enseñará a  manifestar sus emociones, ya sea a través del autoconocimiento, de la autorregulación emocional, incluso el empoderamiento personal, porque podrán establecer relaciones positivas entre la familia y su entorno social.

Conversando con Fabio sobre el tema me comentó que lejos de desanimarlo a tener hijos, la experiencia de participar en el programa, lo podrá preparar para ser mejor papá, e incluso considera que después de lo vivido durante una semana entenderán que no están en la edad para tomar esta responsabilidad, y podrán tomar mejores decisiones para el futuro.

Me gusta la iniciativa del proyecto, pero me quedo con la interrogante de qué tan efectivo es el programa a nivel mundial. ¿Los jóvenes que participan en estos programas serán menos propensos a ser padres adolescentes?...

Imagen: AnKali de Pixabay

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